Fue con el maestro taiwanés Chen Chin Wen, de la escuela SaoLin Szu Shian Men, con quien comencé mi andadura por las artes marciales chinas. Conocí la filosofía que hay detrás, me inicié en la meditación sentada, escuché hablar de energía, me acerqué a la acupuntura y al mundo de la medicina china tradicional. A lo largo de los años he podido comprobar que efectivamente no se trataba sólo de dar golpes y de realizar bonitas formas, tal y como nos dijo en su día el maestro Chen, ( y que han repetido todos mis maestros) sino que, además, detrás de todos los distintos estilos, si se eñseña con respeto y seriedad, hay una importante herramienta para mejorar la salud física y emocional.
Esta foto corresponde a la última clase que el maestro Chen
impartió en Montevideo, antes de regresar a su país.
Mi segundo gran maestro lo encontré en Barcelona, Carlos Moreira
del Instituto Wushu, con quien continué practicando el estilo Saholin del
Norte. Y descubrí el Taichí
Chuan estilo Yang y gracias a la visita de otro excelente maestro chino, Wan Bo, el Taichí estilo Chen. Fue una etapa muy feliz porque
me abrió un camino riquísimo y preparó el terreno para el siguiente paso.
Esta foto fue hecha hace unas horas, después de un largo tiempo
sin vernos, fue una alegría infinita haber compartido unas horas con un maestro
extraordinario por sus enseñanzas y su humanidad.
En 1998 comencé a estudiar con el maestro, Shifu Carlos
García, en el Instituto San Chai. Me inicié con el estilo de la Mantis
Religiosa o Tanglang Chuan, pero fundamentalmente profundicé en los estilos
internos del Taichi Yang, el Cheng, el Ba Gua. Y me adentré en el mundo del
Chikung o Qi Gong y algunas armas chinas maravillosas, como el Sable de la
familia Wu, la Espada de
Taichí Yang y el MioTao o Sable de la Espiga de arroz.
Aquí en la antigua escuela, sorprendida por el gesto del Shifu de
otorgarme la faja roja, sin hacer el exámen reglamentario, sus palabras fueron,
"es que Ud., ya ha tenido que dar muchos exámenes aquí dentro". Es lo
que ocurre en todas las escuelas tradicionales serias, los exámenes son a
diario, no sólo por la exigencia del maestro sino por las enseñanzas que te
ponen ante un espejo.
Tres maestros que han sembrado en mi corazón luz, conimiento y ganas de continuar en este hermoso camino de crecimiento personal.
Les estaré eternamente agradecida.
Les estaré eternamente agradecida.